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martes, 5 de junio de 2018

Secuencias textuales

La elaboración de un texto está motivada por unas necesidades comunicativas específicas. Esta finalidad obliga al emisor a elegir el tipo de discurso que mejor se adapta a aquello que quiere expresar.
El conjunto de recursos lingüísticos empleados en un texto para lograr un fin determinado se denomina secuencia textual.
Las más comunes son: la exposición, la argumentación, la descripción, la narración y el diálogo. Los textos suelen combinar estas secuencias en diferente grado. Un texto puede tener secuencias narrativas, descriptivas, argumentativas... aunque cuando una de ellas predomina sobre otras, se dice que estamos ante un texto expositivo, argumentativo, descriptivo, narrativo o dialógico. 

lunes, 24 de abril de 2017

MI JUVENTUD, PUEDES QUEDÁRTELA - GROUCHO MARX

  
    Durante aquellos días de mi juventud, el dinero no llegaba fácilmente a mis bolsillos. Mi asignación semanal era de cinco centavos y los invertía con sumo cuidado. Tenía, además, un buen truco que me ayudaba a subsistir. La barra de pan costaba cinco centavos, pero el pan del día anterior podía ser comprado a cuatro centavos, de manera que yo siempre procuraba que me encargaran el trabajo de ir a buscar el pan. Compraba el del día anterior y me metía en el bolsillo el centavo que sobraba. Muchos años más tarde, mi madre me contó que nunca le había engañado con aquel pan así reseco que yo traía de casa, pero que no había querido disminuir mis ingresos ni poner mi familia comió pan duro y yo conseguí salir adelante con cinco centavos a la semana. En aquella época no me daba la cuenta, pero estaba haciendo un favor a la familia, ya que actualmente los médicos nos dicen que comer pan tierno sin ton ni son puede ser algo muy perjudicial para la salud.

    Había entonces unos caramelos de los que vendían cuatro por un centavo. No sé cuál era la materia de que estaban hechos, pero una bla podía chuparse durante dos horas antes de que desapareciera finalmente. Por la forma de resistirse tan resueltamente a disolverse, supongo que estaban hechos de pintura, azúcar y cemento de la peor calidad. Tenían más o menos el tamaño de una pelota de golf y ninguna boca, con la posible excepción de la de Joe. E. Brown, era lo bastante grande como para acomodar en ella más de uno al mismo tiempo.

    Un día frío y nevado, acababa yo de comprar cuatro caramelos. Me metí uno en la boca y oculté cuidadosamente los otros tres en mi gorra. Sé que este ha de parecer un lugar extraño para ocultar golosinas, pero había razones prácticas para seguir esta estrategia. Por ejemplo, si se me acercaba un muchacho y me pedía un caramelo, yo le decía: "Lo siento, pero no tengo más". Si todavía sospechaba, le permitía entonces que registrara mis bolsillos. A ninguno se le ocurrió mirar debajo de mi gorra.

    Aquel día, un muchacho alto y fuerte que procedía de un desapacible barrio vecino se cruzó conmigo y, viendo el bulto que producía el caramelo en mi mejilla, dijo:

    - ¡Eh, tú! Dame un caramelo.
    Como de costumbre repliqué:
    - Lo siento, pero no tengo más.
    -Eres un mentiroso - dijo.
   
    Como era un muchacho más alto que yo, preferí ignorar su vulgaridad.

    - Muy bien - repliqué-. Si no me crees, regístrame. Cuando hubo registrado mis bolsillos, dije triunfalmente:
    -¿Lo ves? Ya te he dicho que no tenía más.

    Indignado y decepcionado, me arrebató la gorra en un gesto final y la arrojó al suelo. Con horror por mi parte, los tres preciosos caramelos salieron rodando por encima de la nieve. El chico los recogió rápidamente, se metió uno en la boca y se guardó los otros dos en el bolsillo. Entonces me agarró y me propinó un terrible puñetazo en la barbilla. Durante un rato dormí pacíficamente sobre la nieve, tan frío como un pescado congelado. Cuando volví en mí, el muchacho se había ido y me dolía la barbilla.

    Aquel puñetazo inesperado significó para mí una valiosa lección. En lo sucesivo, siempre que compraba caramelos, me metía uno en la boca y los otros tres los ocultaba en mi habitación, debajo del colchón, hasta que los necesitaba.

    En aquellos días tuve otra ocasión de realizar un cambio rápido. Había un maestro en nuestra escuela que era un esnob fuera de serie. La mayoría de los maestros se llevaban la comida y parecían resignados a comer sus magras provisiones, envueltas en papel de periódico o metidas en una caja de zapatos, en el patio de la escuela.  Pero Bertram Smith, no. Él no quería saber nada de comida traída en un paquete. Cada año, un chico afortunado era honrado con la tarea de recorrer la vecindad en busca de manjares delicados para Smith. Además del desagrado normal que la mayoría de los alumnos sienten con respecto a sus maestros, este era odiado por su arrogancia y por su actitud despectiva para con todo lo que se relacionaba con la escuela. Vestía mucho mejor que todos los demás maestros, incluyendo al director. No sé como se lo hacía, pero ahora que soy mayor y que tengo más experiencia sospecho que tenía alguna señora madura que lo mantenía.

    En todo caso, fui yo el afortunado muchacho al que finalmente seleccionó para la dudosa distinción de ir a buscarle la comida cinco días a la semana. No se hizo mención de salario ni de gratificiación. Se trataba de un honor que me confería y mi deber consistía en parecer cumplidamente agradecido y feliz.

    Los gustos de Bertram por lo que atañe a la alimentación iban de lo anormal a lo exótico. Yo tenía únicamente una hora para comer y, en este tiempo, tenía que engullirme mi bocadillo de tortilla y una manzana o bien un bocadillo de mortadela y media naranja, de manera que tuviese el tiempo suficiente para ir a aquello sitios tan distantes a los que me enviaba diariamente: restaurantes alemanes, griegos, españoles, judíos, turcos. Cada día tenía que traerle aquellos extraños manjares. A veces las bandejas estaban calientes y abultaban, pero nunca oí una palabra de agradecimiento de labios de aquel sibarita antipático. 

    Al acabar el semestre, delgado, y anémico por el hecho de tragarme la comida y de correr en busca de sus viandas, recibí un dolar que Smith me dio de mala gana. Yo había soñado con veinte dólares, pero conociendo su reputación esperaba diez. Cuando me llamó a su despacho, me puso un billete de dólar en la mano y me empujó rápidamente hacia la puerta. Había planeado grandes cosas con los diez dólares que no obtuve. Con nueve dólares iba a comprarme un traje y con el pavo sobrante iba a compar a mi madre algo que necesitábamos desesperadamente: una cafetera. Teníamos una cafetera, pero era tan vieja que perdía por tres costados. Si no había alguien en la cocina que la vigilara atentamente, apagaba a menudo la llama del gas. Recuerdo que en tres ocasiones algunos miembros de mi familia, intoxicados por las emanaciones de gas, tuvieron que ser arrastrados fuera de la cocina en estado semiinconsciente. El caso es que no pude comprarme el traje de mueve dólares, pero compré a mi madre una cafetera nueva que valía un dólar. Y desde aquel día hasta el día en que me introduje en el mundo del espectáculo, puedo afirmar con orgullo que ningún miembro de mi familia volvió a asfixiarse en nuestra cocina.

Groucho Marx, Groucho y yo, Tusquets, 1995

EJERCICIOS:

1. -Busca el significado de las palabras en negrita.

2. -¿Quién fue Groucho Marx? Busca información sobre él y resúmela en un máximo de cinco líneas.

3. -¿Alguna vez has escrito un diario? ¿Qué características tienen los diarios?

4. - Imagina que es la primera vez que obtienes una asignación semanal de dinero. Relata, en forma de entrada en un diario personal, qué harás y cómo administrarás el dinero.




viernes, 13 de enero de 2017

LA RAÍZ DE LA FURIA - SEBASTÍAN MIGUEZ CONDE



La raíz de la furia es el libro que está a la venta en casi todas las librerías del país a partir de diciembre del 2016. Escrito por Sebastián Miguez Conde, uno de los escritores jóvenes que he tenido el gusto de conocer y que se caracteriza por su espontaneidad, ocurrencia y buen humor.

Es un libro que consta de diez cuentos que acaparan la atención del lector y el interés va in crescendo a medida que uno avanza, con personajes sumamente pintorescos e impredecibles. A medida que recorremos las historias nos encontramos con un stripper escritor, una anciana siniestra, niños maltratados por la maestra, prostitutas, transexuales entre otros.
Generalmente cuando se lee un cuento uno va vaticinado el final, pero en este libro eso no sucede, el final se decide en las últimas líneas.

El mismo está narrado en primera persona dándole un aire de realismo dentro de las situaciones absurdas, con un lenguaje irreverente propio de la personalidad del escritor.

Al final de la obra queda un sentimiento de satisfacción por la diversión y originalidad que está plasmada en sus cuentos y deja la sensación de que este es solo el comienzo de un gran escritor.

MARCELA CASTRO

miércoles, 14 de septiembre de 2016

EL TEXTO


El texto es la unidad máxima de la lengua, capaz de expresar un propósito determinado

en una situación comunicativa concreta. Su rasgo fundamental no es su extensión, sino

su capacidad para constituir un producto lingüistico unitario, que responda a una

determinada voluntad de comunicación, y en el que sus elementos se relacionen en virtud

de esa intención comunicativa.



LINEALIDAD Y COMPLEJIDAD


El resultado de unir oraciones diversas unas tras otras no produce un texto sino... ¡una

simple cadena de oraciones! Seguramente lo entenderán mejor con un ejemplo:


El día estaba nublado. El último tren sale de la estación terminal a la medianoche. Es

conveniente incorporar la harina de a poco, a medida que se revuelve la preparación.

¿Me alcanzás la lapicera? Aquel episodio fue fundamental para la historia de nuestro

país.

Como habrán observado el ejemplo que acaban de leer no es un texto. Si bien es cierto

que el lenguaje se caracteriza por ser lineal, es decir que tanto al hablar como al escribir

debemos colocar necesariamente una palabra después de otra, para comprender un

texto, ya sea oral o escrito, no basta entender una palabra tras otra, es necesario

descubrir las relaciones que se establecen entre ellas en diferentes niveles. De la mayor

o menor cantidad de esas relaciones dependerá en gran medida el grado de complejidad

del texto.

Para comprender cómo se va armando el andamiaje del texto hay que tener en cuenta

tres propiedades básicas: adecuación, coherencia y cohesión.



PROPIEDADES DEL TEXTO



ADECUACIÓN






En la historia de Quino, el policía presupone erróneamente que su interlocutor

extraterrestre conoce ciertas convenciones o acuerdos culturales que comparten los

humanos. Por esa razón, su mensaje no alcanza el objetivo que se había propuesto. Es

decir, no resulta adecuado a la situación.

Varios factores determinan la adecuación o inadecuación de un texto.

  • Los conocimientos, deseos, creencias y valoraciones que poseen emisor y

destinatario; es decir, sus competencias.

  • La relación existente entre ambos (grado de confianza, existencia de jerarquías

tales como jefe – empleado, director – actor, etc)

  • Las condiciones institucionales que pautan los intercambios sociales: solo los

legisladores pueden sancionar el texto de una ley, la FIFA es la que fija la

reglamentación que rige los campeonatos mundiales de fútbol.


COHERENCIA


Para que el texto sea coherente es necesario que las oraciones estén conectadas

semánticamente, esto es, por el significado. Esta conexión va más allá de su proximidad

en el texto. Vean como las tres oraciones que conforman este fragmento están referidas al

sistema Braille, aunque no aparezca mencionado de manera explícita en todos los casos.


El sistema Braille, inventado en el siglo XIX, está basado en un símbolo formado por 6

puntos: aquellos que estén en relieve representarán una letra o un signo de la escritura

en caracteres visuales.

Es importante destacar que no es un idioma, sino un código. Por lo tanto, las palabras y la

sintaxis serán las mismas que para los caracteres visuales.



COHESIÓN


Estas relaciones de sentido se entretejen, se expresan en la superficie de un texto a

través de mecanismos lingüísticos – es decir que son propios de la lengua – elipsis,

sustitución pronominal y por sinonimia y uso de conectores.


Elipsis: Se omite una palabra que puede deducirse por el contexto.

Ej. Es importante destacar que no es un idioma, sino un código. (Se refiere al “sistema

braille”, expresión que se presentó en la oración anterior.)


Sustitución: para evitar reiteraciones, una palabra o una expresión completa pueden

reemplazarse a través de dos mecanismos:


  • Referencia pronominal se reemplaza la palabra o expresión por una forma

pronominal.

Ejemplo:

Ya que no es posible colocar un tilde encima de los puntos correspondientes a las

vocales fue necesario inventar un nuevo símbolo para cada una de ellas. (“Ellas”

reemplaza a “vocales con tilde”)


  • Sinonimia la palabra o expresión sustituida por otra palabra o expresión de sentido

semejante .


Ejemplo:

Dado que los 64 signos resultantes eran insuficientes, se intentó utilizar un signo

generador de 8 puntos para aumentar el número de combinaciones posibles, pero

esa opción resultaba incómoda para la lectura... (El término “opción” reemplaza a

la expresión “un signo generador de 8 puntos”.)


  • Conectores se trata de palabras o grupos de palabras que establecen relaciones

lógicas, temporales u organizativas entre las oraciones. El siguiente cuadro

presenta algunos de los más utilizados.



Unión ( copulativos)
y, e, también, además
Elección (disyuntivos)
o, u, o bien
Oposición (adversativos)
pero, sin embargo, no obstante
Concesión
aunque, si bien, a pesar de
Causa
porque, ya que
Consecuencia
por lo tanto, por esa razón
Ordenamiento de ideas
en primer lugar, en segundo término, por último
Conclusión
en conclusión, finalmente
Resumen
resumiendo, en síntesis
DE TIEMPO

Anterioridad
anteriormente, antes
Simultaneidad
en ese momento, mientras, en tanto
Posterioridad
luego, después, poco después, más tarde
Sucesión temporal
primero, luego, finalmente, después, por último, sucesivamente



EJERCICIOS:

    Reescriban el siguiente fragmento utilizando los mecanismos de cohesión


En mayo del 2006, el alpinista Mark Inglis alcanzó la cima del Everest. El Everest es la

cima más alta del mundo.

En 1982, el alpinista era guía de la montaña. En 1982, el alpinista permaneció atrapado

14 días en una cavidad de hielo. El alpinista sufrió la amputación de las dos piernas por

debajo de las rodillas.

El ascenso le tomó al alpinista 40 días. La esposa del alpinista declaró que las piernas

ortopédicas no constituyeron un obstáculo para el alpinista. Una de las piernas

ortopédicas se rompió durante el ascenso. El alpinista llevaba material de reparación para

las piernas ortopédicas.


    En el texto de la BBC sobre “Sistema Braille” reconozcan los conectores y
    establezcan qué ideas se relacionan.








OTRO  SUISIDA





Ingrata sorpresa fue leer en «Ortográfiko» la notisia de aber fayesido en San Luis Potosí el 1° de marso último, el teniente koronel (acendido a koronel para retirarlo del serbisio), Adolfo Abila Sanhes. Sorpresa fue porke no teníamos notisia de ke se ayara en kama. Por lo demás, ya ase tiempo lo teníamos katalogado entre nuestros amigos los suisidas, i en una okasión se refirió «Renovigo» a siertos síntomas en él obserbados. Solamente ke Abila Sanhes no eskojió el rebólber komo el eskritor antiklerikal Giyermo Delora, ni la soga como el esperantista fransés Eujenio Lanti. 
Abila Sanhes fue un ombre meresedor de atención i de apresio. Soldado pundonoroso onró a su institusión en la teoría i en la práktica. Tubo un alto konsepto de la lealtad i fue asta el kampo de bataya. Ombre de kultura, enseñó siensias a jóbenes i adultos. Pensador, eskribió bastante en periódikos i dejó algunas obras inéditas, entre eyas «Máximas de Kuartel». Poeta, bersifikaba kon gran fasilidad en distintos jéneros. Artista del lápis y la pluma, nos regaló barias beses kon sus kreasiones. Linguista, era muy afekto a tradusir sus propias produksiones al inglés, esperanto i otros idiomas. 
En konkreto, Abila Sanhes fue ombre de pensamiento y aksión, de moral i de kultura. Esto son las partidas de su aber. 
En la otra kolumna de su kuenta, ai kargadas barias, i es natural titubear antes de lebantar el belo de su bida pribada. Pero komo no la tiene el ombre públiko i Abila Sanhes lo fue, inkuriríamos en la falta ke antes señalamos okultando el reberso de la medaya. En nuestro karákter de biógrafos e istoriadores debemos romper kon los eskrúpulos. 
Konosimos personalmente a Abila Sanhes aya por 1936 en Linares, N.L., i luego en Monterei lo tratamos en su ogar, ke paresía próspero y felis. Años después ke lo bisitamos en Samora, la impresión fue totalmente opuesta, nos dimos kuenta de ke el ogar se derumbaba, i as¡ fue semanas más tarde, lo abandonó la primera esposa i después se dispersaron los ijos. Posteriormente en San Luis Potosí, enkontró a una joben bondadosa ke le tubo simpatía y aseptó kasarse kon él: por eso kreó una segunda familia, ke abnegadamente soportó más ke la primera i no yegó a abandonarlo. 
Ké ubo primero en Abila Sanhes, el desarreglo mental o el alkoolismo? No lo sabemos, pero ambos, kombinados, fueron la ruina de su bida y la kausa de su muerte. Un enfermo en sus últimos años, lo abíamos desausiado sabiendo ke era un suisida kaminando rápidamente asia su inebitable fin. El fatalismo se impone kuando obserba uno a personas tan klaramente dirijidas asia un serkano y trájico okaso. 
El desaparesido kreía en la bida futura. Si lo konfirmó, ke aye en eya la felisidad ke, aunke kon distintas karakterísticas, anelamos todos los umanos. 

Rayuela, Cortázar, Julio, capítulo 69.

Ejercicios:

  1. ¿Mediante qué recurso se logra el efecto de humor en este texto?

  1. Cortázar parodia aquí las necrológicas que se publican en los medios de
    comunicación masivos. ¿Cuáles de las informaciones que presenta consideras que
    no resultan adecuadas y por eso provocan humor?

  1. ¿Por qué creen que es conveniente seguir la normativa ortográfica?